He tenido la suerte de participar en el evento alumni del IPP (Instituto de Pensamiento Positivo de Sergio Fernández) en el programa de radio, donde tuve a remarcables contertulios como Jesús Alonso Gallo, Victoria Cadarso, Dimitri Uralov y Cristina Serrato, además de Sergio, que dirigía con maestría el cotarro.
Y después de la “Biografía con alma” de un servidor que narró Cristina (es su especialidad) que me dejó en fuera de juego, porque hubo un momento en que ella no pudo seguir hablando de la risa, compartí algunas cosas de esas que hoy son cruciales en mi vida para la evolución y ser cada día un poquito más yo, y tener más claridad, serenidad, armonía y saber decidir desde la coherencia.
Y es que además, al final de la intervención, varias personas comentaron que lo que más les había impactado es lo que dije del “para qué”.
Resumiendo (te lo cuento mejor en el video):
– Cuando nos hacemos la pregunta “para qué” (que casi nunca nos la hacemos, por cierto) lo que descubrimos es la intención de nuestra acción, el objetivo (por eso es distinta al “por qué”. No tiene nada que ver la respuesta a la pregunta “¿Por qué estoy enfadado?”, que la respuesta a la pregunta “¿Para qué estoy enfadado?”. ¿A que es curioso? La primera la responderíamos a toda velocidad, pero la segunda no…)
– Cuando nos respondemos a la pregunta “para qué” normalmente es en un nivel muy superficial, muy evidente, y suele ser nuestra mente distorsionada quien se monta una historia bonita para justificar lo que hemos hecho o vamos a hacer, pero que no es real, no es verdadero.
– La clave es responderse a la pregunta: Pero esto que he hecho, ¿para qué lo he hecho en verdad? Esto supone profundizar para ver la realidad, no un fake que nos sigue metiendo en berenjenales porque no está basado en los datos verdaderos.
– Una manera estupenda de profundizar para ver es preguntarse ¿para qué? Y cuando respondamos, volvamos a preguntarnos: Y eso, ¿para qué? Y así dos o 3 veces más, y entonces es cuando nos sorprenderemos de la intención primigenia.
Recuerda: en la mayoría de los casos, nada es por lo que parece. Y nuestro trabajo de consciencia es sacar eso a la luz para verlo y desmontarlo si toca (porque si no lo veo no hay nada que desmontar, y sigo con el mismo problema).
Pues eso, que te propongo que la próxima vez que tengas que decidir algo y elijas una opción, le hagas una buena concatenación de “para qués”, a ver si coincide lo primero que se te había ocurrido, con lo que sale finalmente…
Te mando un abrazo grande y ¡Buen Camino!
Josepe
PD. Si quieres trabajar estos temas directamente conmigo, mira cómo lo hago en este enlace:
¿QUIÉN HA ESCRITO ESTE POST?


