Alguna vez habrás dicho u oído: ¡Eso es una falacia! (una mentira, un engaño).
Básicamente, una falacia es un argumento “lógico” que es falso.
Y si quiero comunicar a todos los niveles con maestría, debo conocer las falacias que usan y sobre todo que uso en mis argumentos, para desmontarme los fakes que me monto y que lo único que hacen es manipular la realidad y pretenden manipular a otras personas (recuerda que desde nuestro personaje, patrón, identidad distorsionada o interfaz, que vive en el miedo y necesita protegerse, queremos que las cosas funcionen de una determinada manera y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que así sea).
Pues de cara a las falacias, lo más probable es que uses muchas cotidianamente y sin darte cuenta (en automático) para llevarte el gato al agua. Bueno, no eres tú quien las usa, es tu interfaz.
Te comparto alguna de las que más impactan cuando las conoces, porque inmediatamente dices: “Hala, si eso lo he hecho yo miles de veces, y/o lo he visto hacer o lo han hecho conmigo otras tantas.”
El problema de las falacias es que son falsas, pero yo puedo hacerlas caso y construir mis conclusiones y, por lo tanto, después mis acciones en torno a información que no es la verdadera. Y eso me mete en muchos cenagales, por ser suave (muchas creencias que luego se convierten en verdades para alguien se han sustentado en falacias, por ejemplo).
Así que, con todos ustedes, les presento a una de las reinas de las falacias…. ¡Tachán!!
La falacia ad Hominem.
En la falacia Ad Hominem, se lleva el foco no al argumento que me están dando, sino a la persona que lo está dando. Y la persona que lo está dando es irrelevante para la validez de un argumento. Lo que importa en sí es el mismo argumento, en que se basa, sus datos, su secuencia lógica….
Por ejemplo…
Tenemos la falacia Ad Hominem Tu Quoque (tú también).
Le dices a alguien que se está metiendo para el cuerpo varias magdalenas compradas en un centro comercial:
“Que sepas que la cantidad de azúcar que tiene la bollería industrial es terrible para la salud”
Y la otra persona te contesta:
“¿Y tú, qué, que te has comido 2 donuts hace un rato?”
Sí, es verdad, me he comido dos donuts hace un rato, pero eso no invalida mi argumento. (Esto nos pasa a los padres, por ejemplo, cuando queremos que nuestros hijos hagan algo y ellos nos dicen: ¿Y tú qué?).
Esta falacia es superfácil de usar, porque nadie somos completamente perfectos y congruentes y se puede tirar de fondo de armario una y otra vez. Necesitamos sentirnos consistentes, pero no lo somos todo el tiempo.
En el “debate” político es muy sencillo observarla y da igual el color del político, se usa todo el tiempo (y en otros sectores, igual).
Se presentan los datos de como la economía va mal, e inevitablemente el interpelado/a tirará de “¿Y cuándo estaban ustedes en el gobierno? Hicieron esto, y aquello….”. Sí, es correcto, pero, ¿y qué hacemos con el argumento que se está dando? ¿Qué posiblemente sea verdad?
También están las falacias ad hominem por asociación.
Argumento que no se deberían vender cigarrillos, doy mis razones y alguien me dice:
Pues el otro día te vi comiendo con tu amigo Juan Ramón, que tiene un estanco. Y además, todos tus colegas fuman.
Ya, ¿y? ¿Qué hay de mi argumento?
Esta falacia, llevada al extremo, se llama Argumentio Ad Hitlerum:
Me he comprado un perro. O me he hecho vegetariano.
Y alguien me dice:
“¿Tú sabías que Hitler era vegetariano? ¿O que amaba a los perros?”
¿Dejarías de ser vegetariano por ello?
Pues muchas veces hemos tomado decisiones basándonos en cosas como esta.
Al final, si alguien usa una falacia ad hominem contigo o con otros, lo que tiene pinta es que tu argumento va en la buena dirección, y la otra persona no quiere debatirlo o analizarlo. Posiblemente, porque podría descubrir cosas que implicarían algún cambio de pensamiento o acciones, y no le viene bien precisamente…
Predicar con el ejemplo está bien, pero si no soy un ejemplo de lo que expongo, mi argumento también puede ser perfectamente válido.
¿Puedo argumentar sobre tener hijos sin ser madre o padre? Por supuesto, pese a que me lo puedan negar por una falacia ad hominem.
Al final, la conclusión es que continuamente nos estamos engañando y estamos engañando a otros porque nuestra comunicación parte de una identidad distorsionada que necesita ganar, que necesita resultados, y que hará lo posible para conseguirlo. Y por eso somos auténticos expertos en manipularnos a nosotros mismos y manipular la realidad.
Aquí es donde entra el trabajo cuántico de la consciencia: ¿Desde dónde estoy comunicando? Para poder ir desmontando una vida falsa (que no es vida) en pro de una vida más auténtica, o lo que es lo mismo: Cada vez ir siendo más “yo”.
Y la clave de la comunicación, como sabes, por encima de cualquier otra, es: La autenticidad.
Así que en los próximos días te reto a que juegues a identificar falacias ad hominem en tu entorno, pero sobre todo, en ti. ¿Te atreves?
Tal vez todo esto te sea útil.
Te mando un gran abrazo y ¡Buen Camino!
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¿QUIÉN HA ESCRITO ESTE POST?
Josepe García. Es una de las primeras autoridades en España para emprendedores y profesionales del desarrollo de las personas que quieren emprender con éxito, además de uno de los pioneros del coaching en España e introductor de la formación de alto impacto en nuestro país. Director del Instituto Impact, de la Escuela de Oratoria para Empresarios y Creador de programas como «Top Speaker and Trainer» o “Vivir del Coaching”, ha tenido como alumnos u oyentes a más de 40.000 personas en EEUU, México, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Francia y España; ha entrenado a más de 800 coaches, formadores, terapeutas, muchos de los cuales hoy son auténticas referencias. Con más de 2000 sesiones de coachings a sus espaldas, ha hecho crecer su empresa un 400% en los últimos 4 años. Es colaborador asiduo de la revista “Emprendedores”, empresario desde los 23 años, es coach profesional de ASESCO, miembro de ICF y AECOP, Coactive Coach por CTI, especialista en Inteligencia Emocional por la UCJC, trainer en PNL por el IPH y Master en Comunicación No Verbal con Joaquina Fernández. Es autor de la novela Best Seller sobre el Camino de Santiago ya en su 11ª Edición “Buen Camino”, o “PNL para líderes”.