NO SE PUEDE ALCANZAR NINGÚN ESTADO INTERNO A TRAVÉS DE ALGO EXTERNO

Me da que de una u otra manera esto te sonará familiar:

– A ver si me tomo unas vacaciones porque necesito un poco de paz
– Si alcanzara la libertad financiera estaría mucho más tranquilo
– Si mi pareja me comprendiera/me apoyara, entonces tendríamos más armonía
– Cuando emprenda me sentiré mucho mejor tomando las riendas de mi futuro
– Si me pongo en serio en el gimnasio, la satisfacción de ir a por todas no me la quita nadie
– Cuando coma saludable, entonces me sentiré estupendamente
– El día que me case seré feliz

Y así, miles.

Pero todo esto es falso.

O sea, mentira.

O sea, fake.

El mayor autoengaño que nos podemos contar.

PORQUE NUNCA VAMOS A OBTENER UN ESTADO INTERNO GRACIAS A ALGO EXTERNO (personas, lugares, experiencias, trabajos, etc.).

¿Cómo nos va a ir en la vida si ignoramos esta realidad, esta ley de la existencia?

Pues lo estamos haciendo al revés, vaya por Dios…

Y luego ¿Qué viene? La frustración, la queja, el victimismo, el “no entiendo como…”, la desesperación, el enfado, el estar plof…

Vamos a ver lo que sucede realmente:

Cuando me suben el sueldo no soy ni estoy más feliz. La felicidad no es eso.

Lo que pasa es que tengo un chute de “inas” (dopamina, adrenalina, oxitocina, etc) que me genera una química corporal que puedo vivirla incluso como euforia. Pero es un estado químico que se me pasa.

Y esa energía la tendré que buscar después (una vez más) en otras cosas, personas, lugares, experiencias…

Con lo cual estoy en dependencia continua de cosas externas (o sea, poca libertad) para volver a generar ese estado.

“Qué paz traigo, he estado meditando 10 días en un monasterio”.

Eso está estupendo. Pero no pienses que es paz interna real (porque la paz interna se va construyendo con el tiempo para que se convierta en un estado recurrente en ti, estés o no meditando).

Y 2 semanas después del monasterio se te ha pasado la paz.

Y así todo el rato.

Al final todos lo que queremos es sentirnos bien.

Pero como no sabemos e ignoramos las reglas de juego reales, seguimos apostando por la versión básica, primitiva del ser humano: Tirar de energía química, que se gasta rápido y que hay que reponer una y otra vez.

¿Te apetece sentir armonía contigo, estar tranquilo, sereno, estable, con paz interior? ¿Pero de verdad, no para un rato?

Entonces las cosas van por otro lado.

Y es incorporando tu parte “onda” (consciencia y conciencia) en la ecuación.

Porque desde ahí, eres tú quien genera su propia energía, como una central de fusión nuclear.

Y al generarla tú, no te desgastas buscando fuera migajas de lo que tú crees que es un estado deseable.

Por eso, uno de los mayores autoengaños con los que vivimos es creer que algo externo nos generará el estado interno que queremos.

Y eso es IM-PO-SI-BLE.

Es como si estoy jugando al fútbol de delantero y no conozco la regla del fuera de juego. Marcaré una y otra vez gol,  y me lo anularán. Y no sabré por qué. Colará pocas veces, pero muchas me sentiré frustrado.

Pero ¿por qué me lo anulan???? Y como nadie me lo explica, vuelta a hacerlo…

Agotador, ¿no te parece?

Sin saber que es esa regla del fuera de juego, ¿estoy en desventaja?

Claro, y bien gorda.

Y así me pasaría en cualquier deporte en el que no conozco las reglas.

Pues a nivel vital es lo mismo.

Para empezar a entender las reglas de juego de la existencia toca:

– Meter en la ecuación tu parte materia, externa.
– Juntarla con la interna: energía basada en la consciencia y conciencia que es la que da la información de la realidad, el sentido y la dirección de tu vida,

Y ahora sí, todo empieza a cambiar (de verdad).

Y qué decirte…

Cuando uno sabe las reglas de juego va más rápido, toma decisiones más eficientes, funcionales, disfruta más de la partida, sabe observar la realidad y tomar datos para anticiparse a la jugada….. muchos muchos beneficios.

Pues eso es la quántica:

– Consciencia
– Ver la realidad tal como es
– Sentido común.

Y desde aquí, aunando nuestros dos estados para que trabajen en equipo, es coherente el sentirnos de verdad con más serenidad, más tranquilidad, más armonía, más estabilidad, más alegría, más paz interior…

Pero se trata de trabajar contigo, vivir el proceso evolutivo sin prisa ni pausa, con constancia, con curiosidad, para que se vayan desplegando ante ti tus siguientes versiones más sabias, porque cada vez conocen y aplican mejor a la vida y la realidad las auténticas reglas de juego.

Y esto sí que merece la pena….

Y si quieres trabajar esto directamente conmigo en un proceso, aquí te paso la info:

https://institutoimpact.com/coaching-quantico/

Te mando un gran abrazo y ¡Buen Camino!

Josepe

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