Hace unos cuantos años estaba yo en un curso de alumno y el profe nos preguntó:
¿Vosotros que queréis en la vida?
Y al final prácticamente todos respondimos: “¡Ser Felices!”
Y entonces sucedió.
El profe nos miró muy serio y nos dijo: Vosotros no queréis ser felices, lo que queréis es estar en paz.
Y pensé por dentro, bastante mosqueado: ¿Y este tío quién es para decirme que no quiero ser feliz, si no me conoce de nada?
Pero la curiosidad pudo más que “mi justa indignación” y le pregunté cuál era la diferencia entre estar o ser feliz y estar en paz.
Y me respondió algo que nunca he olvidado: “si se muere alguien muy querido nunca podrás estar feliz, pero sí podrás estar en paz”.
Y en ese instante me vino una sensación profunda y potente de coherencia, de verdad: aquello tenía mucho sentido, quería eso para mí.
Hoy tengo claro que el anhelo máximo de un ser humano es reunirse con su parte onda, de consciencia y conciencia y de la cual vivimos divorciados, que es la única que puede proveernos de lo que estamos buscando siempre como necesidad del alma: armonía, coherencia, genuinidad, integridad con quien soy.
“Conócete a ti mismo” tiene unas implicaciones mucho más profundas y exige un trabajo interior cotidiano que la mayoría no hemos hecho por mucho que sepamos intelectualmente.
Y seguimos persiguiendo lo que en el fondo son “momentos felices”, que curiosamente, están vinculados prácticamente siempre a cuando sucede lo que queremos que suceda, con personas, eventos, experiencias…
Y cuando no sucede lo que queremos, nos sentimos infelices.
Y esto pasa porque creemos que nuestro estado interior lo puede propiciar un factor externo a nosotros. Y eso es imposible.
Por eso anhelamos la paz interior. Porque no depende de circunstancias y cosas fuera, y sí de conocerte mejor, de observar la realidad para comprenderla (incluido tú, claro) saber leerte sin juzgarte para poder evolucionar y poder operar en la vida con mucha más inteligencia y sabiduría, porque ves lo que hay realmente y puedes tomar decisiones en consecuencia.
Desde ese avance consciente donde vas saboreando cada vez más esa paz interior que es la consecuencia del amor real hacia ti y hacia lo que te rodea, ya que cada vez hay menos juicio (tu interfaz no trata de cambiar cosas por capricho y por necesidad) vas sintiendo cada vez más armonía, más potencia, puedes operar con más libertad, autonomía e independencia, viviendo estados más intensos de alegría interior y abundancia….
Y todo esto, como efecto colateral se refleja luego en la forma, en el mundo de la materia, en forma de resultados “orgánicos” (no buscados), porque no estás en carencia, en escasez.
Atención a esto: tu aspecto “onda” siempre crea tu aspecto “materia”, por eso es tan importante el nivel de conciencia en el que estés.
No tienes lo que quieres, sino lo que puedes.
Y cuando subes de nivel de vibración, cuando aumentas tu consciencia cotidiana, también suceden nuevas cosas en tu nueva realidad, que corresponden a tu nueva actualización de ti.
Y tú, ¿qué prefieres, estar feliz o estar en paz? 😊
Te mando un gran abrazo y ¡Buen Camino!
Josepe
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¿QUIÉN HA ESCRITO ESTE POST?
Josepe García. Actualmente consagrado al modo de vida cuántico, ese nuevo sistema operativo de la Humanidad, es Director del www.Institutoimpact.com y uno de los grandes comunicadores y formadores de nuestro país. Introductor y pionero de la comunicación de alto Impacto en España, lleva 20 años de desempeño profesional, mentor de muchos de los mejores oradores y formadores de nuestro país, y ha impartido como speaker internacional conferencias, cursos y talleres a más de 80.000 profesionales, emprendedores, coaches, formadores, directivos en España, EEUU; Francia, México, Panamá, Colombia, Perú, Dubai, Egipto, Israel, Portugal, Chile, etc. Es también conferenciante TED.
Empresario y emprendedor desde los 23 años, es uno de los pioneros del Coaching en la Península Ibérica desde el 2003, y ha creado programas referentes como “Vivir Del Coaching”,»Enamoratoria», etc. Escritor de éxito, es Autor de la principal novela en castellano sobre el Camino de Santiago: “Buen Camino” ya en su 22.ª edición.
Su lema vital es «Subir más alto, para Ver más lejos».