¿Cómo es posible que después de tantas veces haciendo “ se supone” casi lo mismo, los aprendizajes y las experiencias puedan ser tan distintas?
Después de 10 veces yendo al camino, la verdad es que no esperaba grandes novedades ( y no esperar grandes novedades allí es genial, tengamos eso claro). Es más: en esta ocasión, tal vez llevado por la catarata de acontecimientos y retos que he vivido a muchos niveles en los últimos 6 meses (que han sido para mi francamente difíciles, y por lo tanto de mucho aprendizaje. Aunque a veces en el momento uno mandaría a tomar por saco ciertos aprendizajes en favor de más facilidad y comodidad en las cosas…); como decía, en esta ocasión no las tenía todas conmigo en cuanto a que el Camino me pudiera ofrecer respuestas a mis múltiples preguntas… Craso error….
El objetivo “objetivo” esta vez era preparar al detalle la ruta que con mucha ilusión tendrá lugar en Octubre y donde durante 7 días tendré el placer de acompañar en el Camino a un grupo de 8 empresari@s, profesionales y emprendedor@s que quieran reinventarse, conocerse mejor, tomar distancia, conseguir claridad…… Deseaba reconocer el terreno una vez más, pues no es lo mismo ir de peregrino que de logista; pensar, idear y repasar cuales eran los objetivos finales de dicha actividad y cómo los alcanzaríamos (usando coaching, actividades en grupo, retos, meditación…) etc, etc.
Y por otra parte estaba el objetivo “subjetivo” o personal, pues como pasa casi siempre, cuando se está en aprendizaje contínuo y teniendo que tomar decisiones importantes aflora “la parálisis por el análisis”, que nace de nuestro entrañable amigo “el miedo”. Y ahí, o pones distancia o no hay manera, porque no se ven las cosas: las tenemos demasiado cerca de la nariz….
En esta ocasión y a sugerencia de mi amiga, maestra y mentora Joaquina Fernández, iba a vivir una experiencia que no había tenido lugar nunca en mis “Caminos”: honrar el silencio; pero sistemáticamente, no un rato; suponía no hablar con la gente durante la jornada (el toque de queda era levantado al llegar al albergue de turno). Se trataba de ir conmigo mismo durante el día mientras andaba, pues si quería conversación ya me tenía a mi, y temas no iban a faltar…. Porque creo que estar con uno mismo a solas no es nada fácil; es más: lo rehuimos en cuanto podemos. Cuando estás contigo y pasado un tiempo, ya no hay lugar para engaños y trampas al solitario: estamos mirándonos en un espejo, y la mayor parte de las veces no nos gusta lo que vamos a ver, así que lo rehuimos (por eso la mayoría de las personas rechazan el realizar experiencias en soledad: simple miedo a encontrarse lo que no quieren encontrarse y a tener que ver pese a todo, a reflejarse delante de una superficie que les devuelve una imagen que no mola…. Es más fácil huir y tal vez no tener que cambiar con respecto a uno mismo que es un trabajo difícil, pero que volvería a dar sentido a la vida….)
Por otra parte, buscaba claridad. Y a fe mía que la encontré….
Como no podía ser de otra manera, el simple primer día ya obró milagros en el Camino. Llegué a Triacastela, en Lugo, y no pude evitar ponerme a andar aunque eran las 17:30, hora en la que los peregrinos al uso ya están en los albergues duchados y echando la siesta… Pero tenía un mono tremendo. Así que recorrí 10 km de maravillosos bosques verdes, colinas, ríos y riachuelos, pájaros, aire y el tradicional “toc toc” de mi bordón sumándose rítmicamente al sonido de los pasos.
Y como si fuera un anclaje, según me vi en marcha me sentí bien. NO bien: MUY BIEN. Estaba allí, conmigo mismo, en un entorno mágico y dispuesto a ser un buen amigo y a llevarme como Dios manda, escuchar, comprender y sobre todo perdonar y aceptar a un tal Josepe García, un tipo con gafas que vivía sumido en mucha confusión y dudas…..
Llegué al monasterio de Samos, uno de mis lugares favoritos del Camino, y cuyo albergue es espartano pero preserva muy bien el espíritu de la peregrinación. Además está servido por hospitaleros voluntarios, una figura admirable y escasa cuyo único objetivo allí es ponerse a tu servicio para hacerte la vida más fácil. Era el único español de 45 alojados. (el Camino es un excelente lugar para aprender o practicar el inglés porque en función de la época del año hay muchísimos extranjeros). En Este caso, el que me atendió había hecho 8 veces el camino completo, incluyendo el del norte, el de la plata, el primitivo…. Y como comprenderás, un ratito de conversación con alguien así no tiene desperdicio….
Este fue mi comienzo, y no quiero ser prolijo en detalles porque me saldría otro libro. ¿No será mejor que me centre en las cosas importantes que me he llevado? Solo decirte que el tiempo fue magnífico, que solo me rodeaba verdor, frescor, campo, naturaleza, agua, trinos, sol, sombra, hierba, flores, gente magnífica…. Como para no dar gracias, y más en Galicia, donde que te suceda esto una semana seguida es un auténtico milagro.
Bueno, centrémonos. ¿Qué he aprendido? ¿qué me he traído de este camino? Allá vamos.
- Es asombroso como vivimos secuestrados por el ruido mental. ¿Y qué es el ruido? Todo el diálogo interno que tenemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y que nos lleva al pasado y al futuro, alejándonos de lo único que existe: el momento presente. Mira que iba alerta y sabiendo que sería una potente barrera a mi ansiada búsqueda de paz y claridad, pero en mi caso me he dado cuenta que este «enemigo» es mucho más poderoso de lo que creía, y más después de años trabajándolo…. Bastaba con que hubiera una concatenación de circunstancias determinadas y mi ánimo no estuviera por las nubes, para que ese invitado que se quedó a vivir en casa y que es el diálogo tóxico cogiera los mandos.
Porque si al fin y al cabo tuviera sentido y se aprendiera… Pero la mayoría de las veces lo que nos contamos tiene solamente el objetivo de justificarnos, de convertirnos en víctimas quejosas de lo que nos sucede y en estigmatizar a otros o a ciertas circunstancias llevados a menudo de una justa indignación.
Y esto es solo una potente, bien trabajada y casi sin fisuras cortina de humo para no mirarnos a nosotros mismos y tomar conciencia que lo que vemos fuera, desde los comportamientos de los otros a expectativas defraudadas o bien que el mundo no sea como debería ser es sencillamente un reflejo de lo que llevamos dentro. Realmente no queremos reconocer que todo lo que nos ocurre es una secuencia de lecciones que la vida nos ofrece para darnos cuenta; son auténticas maestras encubiertas con un mensaje para nosotros. Y lo peor es que si no tomamos buena nota, la lección vuelve a repetirse hasta que aprendamos (de ahí que nos sigan pasando cosas que nos «putean» con continuidad, y además la mayoría de las veces son las mismas). Es como en el colegio: hasta que no aprobemos la asignatura, no pasamos al siguiente curso.
Pues pese a conocer (en teoría) todo esto, había horas y horas que eso daba igual: entraba en la espiral de justificarme a mi, a la lógica intachable de mis actos y en acusar a otros de mis males. Así que tenía que hacer algo.
Para solucionar esto, ¿qué estrategias usé?
- Como estoy realizando el proceso de presencia, que recomiendo a todo el mundo y que está basado en el libro del mismo nombre de Michael Brown (la ventaja es que solo hace falta el libro para realizar el proceso. Es una pasada), todos los días tuve 15 minutos de respiración consciente por la mañana y por la noche.
- También hice un proceso diario de 15 minutos de remodelación de mandatos familiares (todas las reacciones y malestares que tenemos en nuestra vida proceden de nuestra infancia y de un niño interior que sigue estando con nosotros y que marca nuestra vida: un niño herido y con esas heridas sin curar; un niño que sigue buscando el amor incondicional que no recibió en su momento). Gracias a esto entiendes porqué te sientes como te sientes, de donde proviene ese sentimiento, y es entonces cuando puedes paliarlo o anularlo. He de avisarte que me daba una pereza enorme hacer inmersiones en el pasado, pero también sé que es una barrera que pone la mente y el ego para no enfrentarse al miedo… Así que lo hice pese a todo y estoy muy satisfecho de ello. Me ayudó sobremanera el bagaje adquirido sobre este tema en la experiencia más fuerte de crecimiento en un curso que he tenido nunca: Aprendiendo a ser Libres.
- Y por último, la herramienta definitiva: la gratitud. Decidí poner el foco en lo bueno, en lo que tengo, en lo que soy afortunado y en lo que me iba rodeando cada momento y que me hacía tomar conciencia de que realmente tenemos cosas maravillosas alrededor, pero como dice un sabio proverbio chino,
«Contamos detenidamente nuestras desgracias y en cambio aceptamos nuestras bendiciones sin reparar en ellas»
Estas 3 vías fueron mis compañeros de viaje para contrarrestar el diálogo tóxico cotidiano en el que me veía sumido. Y ¿qué ocurrió? Que mi ego se defendió numantinamente, pero como en todo proceso si se mantiene la constancia, mi versión sabia empezó a ganar la partida poco a poco según pasaban los días. De todas maneras la batalla fue ardua, y como “ a todo lo que te resistes, persiste”, yo conseguí hacerla aún más complicada por entrar en combate, en vez de aceptar y perdonar para que el proceso fuera armónico. De todo se aprende….
Cuando encontraba momentos de silencio real para mi, también afloraba la claridad. Porque desde mi punto de vista es literalmente imposible la claridad sin silencio. Y en una sociedad donde el silencio está proscrito y donde se nos entrena sistemáticamente a estar rodeados de ruido y de que ese estado sea el normal, ¿Cómo vamos a tener claridad?
La verdad es que esta frase que alguien me dijo estos días allí es muy cierta:
“Aquí en el Camino parece que Dios me habla más porque se para el ruido”
Y cuantos más días pasan, más vas desconectando y más vas silenciando la mente….
- Otra gran barrera que detecté fue que una vez más (qué fácil es bajar la guardia y recaer: eso quiere decir que no se ha convertido en hábito) me vi esclavo de mis apegos. Y no solo a las cosas o personas que me rodean en mi día a día cotidiano, sino a mis planes y expectativas. Descubrí mi falta de confianza y necesidad de control hacia el futuro, y de como me fastidia muchas veces que las cosas no salgan como yo quiero, sin querer ni saber que pueden estar dentro de un plan superior que se me escapa y que posiblemente sea mejor para mi. Pero la soberbia… Ay la soberbia…. Y percibí que muchos de mis miedos al futuro venían de que las cosas no sucedieran como yo quería, de que tuviera que salir de mi área de confort (que recordemos no tiene nada que ver con el área de plenitud).
¿Cómo empecé a resolverlo?
- Diciéndome que la vida era digna de confianza, que yo no tenía porqué saber ni mucho menos qué era bueno o no bueno para mi si mi consejero era el miedo.
- Y volviéndome a centrar en la gratitud, intentándome dejar fluir en el día a día. (que tampoco fue fácil, pero paso a paso…)
El camino ya se encargó de mandarme sus mensajitos, como siempre. En ruta hacia Palas de Rei me encontré a un señor muy mayor, Dionisio, que tallaba palos por amor a tallar palos sentado en una piedra a la puerta de su casa. Me paré a hablar un poco con él y me dijo:
“Vas muy soliño. Bueno, mejor solo que mal acompañado”.
En otro momento esa frase puede pasar inadvertida, pero no en este caso. Porque en el Camino (al igual que en la vida) todo tiene sentido, sobre todo porque estás alerta. Y eso me hizo pensar en con quien voy acompañado en la vida…. Lección muy importante la que me llevé de ese momento (y luego Dionisio además se metió de extranjis en su casa para que no le viera su mujer y me sacó un botellín. ¡qué tío más grande!)
También conocí a una madre con su hija de 18 años, Efi y Constantina. Venían de Grecia y comimos juntos pulpo en la etapa cumbre del pulpo en el camino, Mélide. Y allí, mientras me enseñaban como se baila la danza típica de la isla de Ikaria (muy parecido al sirtaki) y hablando de la vida, volví a tomar conciencia de que básicamente todos los humanos tenemos las mismas inquietudes y problemas vengamos del punto del globo donde vengamos, que tenemos dos manos, dos pies, ampollas y dolores, un cuerpo, necesidad de ser escuchados, abrazados, queridos y aceptados indistintamente al país de procedencia, cultura, color de la piel, religión, ideas políticas…. etc. Y que nos gusta la alegría y el compartir, el vivir y el sonreir, el apoyarnos y pedir ayuda, el ser compasivos y el ponernos en el lugar del otro…. Luego me atreví a probar el baile en el restaurante ante la mirada inclasificable de los camareros, y no se me dio mal ( creo que me ayudó la práctica continuada de la jota segoviana durante años en la procesión de mi pueblo el 15 de agosto J)
Y poniéndolo aparte, porque fue algo fuera de serie,después de muchos años por fin conseguí pasar una jornada en el albergue “la Fuente del peregrino” de Ligonde. Y llevaba intentándolo tanto tiempo porque es un lugar muy especial, que guarda la magia y el espíritu del camino como he visto en pocos sitios: porque el albergue es maravilloso, pequeño y bien cuidado, rústico y acogedor; porque es un grupo reducido el que puede entrar (no más de 8); Porque “casualidades de la vida”, estaba de hospitalero (había llegado el día antes) mi amigo y extraordinario coach Miguel Castillo, y sobre todo, sobre todo, por el increíble ejemplo que suponen los voluntarios que atienden ese lugar, y que para mi fue realmente inspirador. Sólo puedo decir….
¡Qué lección de alegría , del gozo que supone el servicio a otros!
¡ Qué maravillosa sensación de acogida y cariño!
¡Qué gran lección de respeto y generosidad hacia los caminantes y buscadores!
¡Qué compromiso y humildad por parte de todos ellos, con sempiternas sonrisas presidiendo cada minuto de nuestra estancia allí!
¡ y como honraban la espiritualidad y a Dios (con sumo respeto al Dios de cada uno)!
Porque he de decir que no solo era una estancia: era una experiencia. Por la tarde en una pradera escribimos en una mesa de madera mensajes de vida para los peregrinos que vendrían al día siguiente, y leímos los mensajes dirigidos para nosotros por los del día anterior. La cena nos la prepararon los hospitaleros, fue comunal y estupenda y al final vivimos un ejercicio/juego con fotografías para que respondiéramos a varias preguntas relacionadas con como veíamos hoy nuestra vida, como la veíamos en el futuro, y como veíamos a dios.
Y allí, un grupo heterogéneo de gente de España, EEUU, Lituania, Italia, Polonia e Inglaterra, descubrimos que casi todos necesitábamos prácticamente lo mismo: una vida más plena, con más sentido, y que compartíamos muchos sentimientos y carencias, además de sueños….
Al final de la jornada asomaron dos guitarras (y en cualquier sitio donde aparece una guitarra, surge la magia) y estuvimos cantando en todos los idiomas y disfrutando a tope hasta la hora de silencio, en una maravillosa velada que no olvidaré en la vida. ¡Gracias por permitirme vivir este momento!
Y por último y como gran colofón a la aventura, volví a entrar por segunda vez en nueve años en Santiago. En la plaza del Obradoiro se me saltaron las lágrimas y sentí la alegría del que encuentra, del que ha actuado y ha merecido la pena, de que estamos rodeados de milagros y belleza.
¿Con qué he vuelto a casa?
He vuelto a casa con:
- Dudas resueltas
- Más claridad
- Mucha, pero que mucha más gratitud
- Más comprensión y compasión
- Más aceptación de quien soy
- Más alegría
- Más serenidad
Para esto ha ayudado mucho la sabiduría de la gente que me rodea y cuyas preguntas y frases que me fueron legadas por ellos me han sido muy esclarecedoras, partiendo de la premisa que de la calidad de tus preguntas deviene la la calidad de la vida que vives…
- Lo que hago o como me siento, ¿sucede desde el amor o desde el miedo? (ya te puedes imaginar la mayoría de las veces donde está la madre del cordero…)
- ¿Cuánto foco tengo puesto en mi? ¿qué pasaría si me olvido un rato de mi?
- Lo que está sucediendo y como me estoy sintiendo y reaccionando, ¿me acerca o me aleja de mi misión?
- ¿Cómo se siente el otro/a ante la situación o problema? (hay que ponerse de verdad en sus zapatos, tarea muchas veces ardua porque el ego no nos deja)
- Esto que sucede o que vivo, ¿me aporta energía o me resta energía? En función de la respuesta, ¿Cuál es el siguiente paso?
- ¿Por qué doy gracias hoy?
Y como siempre, la experiencia a superado las expectativas con creces. Además voy a poder aplicar lo aprendido en la aventura de Octubre con el grupo al que acompañe, puesto que los aprendizajes son para eso; para ser compartidos. Realmente va a ser toda una experiencia para el que venga. Y sobre todo, vuelvo honrando mucho más el silencio, el desapego y por lo tanto la confianza y la gratitud. Y no he de remarcar que las 3 circunstancias van de la mano…. ¿por qué será?
Solo me queda desearte…. ¡BUEN CAMINO!
——————————————————————————————————————————————————————————————————————–¿QUIEN HA ESCRITO ESTE POST?
Josepe García. Peregrino desde hace 11 años y con más de 1400 km recorridos a pie en el Camino, es autor de la novela de Referencia sobre esta temática «BUEN CAMINO». Es una de las primeras autoridades en España para emprendedores y profesionales del desarrollo de las personas que quieren emprender con éxito, además de pionero en la formación Y comunicación de alto impacto para transformar vidas y negocios. director del Instituto Impact y Creador de “Vivir del Coaching”, ha entrenado a cientos de alumnos que hoy tienen negocios muy prósperos. Con más de 1800 sesiones de coaching a a sus espaldas, ha hecho crecer su empresa un 400% en los últimos 4 años. Es colaborador asiduo de la revista “Emprendedores”, empresario desde los 23 años, miembro de AJE Madrid desde 1993, es coach profesional de ASESCO, miembro de ICF y AECOP, Coactive Coach por CTI, especialista en Inteligencia Emocional por la UCJC y trainer en PNL por el IPH. Creador de programas punteros como “Maestro de Maestros”, también es autor de libros como “Buen Camino”,o “PNL para líderes”.
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