SIN CONSCIENCIA VAMOS DE GLADIADORES ANDABATAE POR LA VIDA

¿Te gusta leer?

A mí mucho. Pero hablo de narrativa en este caso. ¡Me encanta la novela histórica! (A lo mejor tiene que ver en mi caso que hice la carrera de Historia, vete tú a saber…)

Y admiro a Santiago Posteguillo y sus trilogías sobre la historia de Roma. Me parece un genio, si es que parece que estás allí cuando lo lees.

Y retomando uno de sus libros relacionado con el ascenso del Trajano, el primer emperador hispano del Imperio (por si te vale, el libro se llama “Los Asesinos del Emperador”), toca mucho el tema de los gladiadores, que me fascina, por otro lado (Al fin y al cabo es justo el momento donde se construye el Coliseo, durante la dinastía Flavia).

¿Has oído hablar alguna vez de los gladiadores Andabatae? Pues sin ser un lince, posiblemente no, como casi todo el mundo, incluido yo.

Pues resulta que no eran gladiadores en sí mismos. Eran condenados a muerte (se cree que eran ellos los que decían “Ave Cesar, morituri Te Salutant”) que salían a la arena a combatir con otros, en grupo, pero ¡con un casco que les tapaba la cabeza entera, sin visión! (más que nada para diversión de los espectadores)

¿Te imaginas? La mayoría de las veces palmaban todos, solo de higos a peras sobrevivía uno.

¿Cómo es combatir con una espada, sin protecciones, sobre todo SIN VER y sabiendo que otros están igual que tú y que su única intención es acabar contigo antes de que tú acabes con ellos?

Me parece espeluznante…. No puedo ni imaginarme el nivel de estrés, de angustia, el mecanismo de supervivencia trabajando a destajo, toda tu energía escapando a borbotones para evitar la muerte, el agotamiento, las heridas sin verlas venir, el pánico…

Bueno, pues aquí va la perla.

¿Apetece ser un andabatae? Me imagino que no. Pero ya lo eres.

Y yo también.

Porque vamos por la vida inconscientes, sin percibir la realidad auténtica, sin conectar con nuestro estado onda, que es el que nos permite VER lo que hay, y, por lo tanto, decidir funcionalmente.

Nuestro personaje o mente distorsionada va completamente cegada, en supervivencia, porque le suele faltar al que dirige (la consciencia). Y desde ahí solo cabe combatir, ser herido, agotarse, levantarse en una carrera sin fin…. Pero no es para eso para lo que vino el ser humano a este planeta.

Vivir en consciencia, asumiendo cuánticamente todos nuestros estados (y que la partícula trabaje para la onda y no esté a su bola) es como quitarse el casco en pleno combate.

Pero voy más allá. Es no tener que llegar a la arena para pagar el precio de nuestros actos realizados desde la inconsciencia. Es anticipar los escenarios, es ver por delante.

¿Te imaginas una vida viendo por delante y sabiendo discernir lo que te conviene realmente en cada momento?

Eso es vivir con autenticidad, con coherencia, con plenitud, en conciencia, y creo que merece la pena.

Al final, la pregunta es: ¿Hasta cuándo quieres seguir de andabatae por la vida?

Y si no sabes como se hace, o lo ves difícil, mi trabajo es precisamente ese:

Acompañarte en tu proceso para que de manera más rápida y funcional dejes de pasar tu existencia combatiendo en el coliseo.

Si quieres vivir la experiencia, me escribes a vuelta de correo.

Te mando un gran abrazo y ¡Buen Camino!

Josepe

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