¿Crees que esta afirmación es cierta? Lee lo que te he escrito y lo vamos viendo…
Cuando sentimos miedo, o mucho miedo, o pánico, o miedo continuado, esta emoción que es nuestra fiel compañera nos pone en modo “supervivencia”. O lo que es lo mismo: solo deseamos llegar al día siguiente vivos.
Así que tenemos la capacidad racional de discernimiento de un caimán, por ejemplo (ya que desde el miedo nuestras decisiones, que son automáticas, no pensadas, las toma el cerebro reptiliano).
Hoy día tenemos un gran escenario donde podemos comprobar cuanto hemos abdicado cada uno en nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos.
Pensar por nosotros mismos implica actuar con consciencia. Básicamente “salirnos del miedo” para observar realmente lo que está sucediendo, desde la conciencia. Actuar con conciencia supone hacer un zoom en lo que nos rodea, o para los aficionados a la fotografía, usar un gran angular para ampliar lo que estoy viendo, y lo que me estaba dejando fuera.
En el momento que tenemos miedo, o mucho miedo, o estamos preocupados, ese zoom se encoge y solo vemos una opción: la de seguir vivos (al precio que sea).
Por eso se dice que actuar con conciencia es abrir los ojos. O más bien, querer ver.
Porque por lo menos para mi actuar en la vida con los ojos cerrados es muy cómodo. No vaya a abrirlos y vea cosas que no me gustan mucho, o no me gustan nada, empezando por asuntos de mi mismo…
Hoy en día, básicamente hacemos mayoritariamente lo que nos mandan (y nos damos poca cuenta de ello y si nos damos cuenta, lo justificamos rápidamente, porque soportamos difícilmente el reconocer cuando hemos sido engañados, o utilizados, o simplemente tenido poco en cuenta. Y esto sucede desde siempre).
La capacidad de hacerse preguntas (una de las señales principales de pensar por uno mismo) nos la hemos auto anulado, porque de entrada significaría que muchas muchas cosas tienen poco o muy poco sentido (común).
Soy historiador, y a lo largo de la historia el miedo ha sido usado desde siempre por aquellos que tienen potestad para decidir por otros (luego matizaré esto), de tal manera que las personas dejen de usar su capacidad de discernimiento a cambio de sentirse «protegidos» y así garantizarse el sobrevivir (aunque ese riesgo percibido sea muy muy cuestionable, y sea posible pero altamente improbable).
Y como complemento, la capacidad de hacerse preguntas es coaccionada y amenazada desde la noche de los tiempos (cualquiera que se hace preguntas y pide respuestas en consonancia es una amenaza al statu quo. Fíjate que no digo que alguien entre en acción. Solo me refiero al hecho de ¡hacerse preguntas!. Y así se crea la figura del disidente, del irresponsable, etc. a través de generalizaciones, para que pueda ser más fácilmente denostado y apartado, solo por hacerse preguntas).
De hecho, estos dos fundamentos son de primero de pichón de “control social”. La situación que vivimos actualmente mal que nos pese es un extraordinario ejemplo para que el que quiera observar y aprender del ser humano (si conseguimos salirnos de la emoción del miedo. Si no, no es posible ni observar ni darse cuenta).
¿Cuál es la gran ventaja de poder observar?
Que gracias a esa observación tenemos más información real. Y la información real y por lo tanto menos sesgada, nos permite tomar decisiones conscientes.
¿Y qué supone tomar decisiones conscientes?
De entrada, que puedo decidir tener menos miedo, seguir teniendo miedo pero lo hago dándome cuenta “desde donde” tomo la decisión. O sea:
Que no me autoengaño.
(Recuerda que el miedo y el ego es básicamente lo mismo, y su herramienta de actuación es la mente. Y la mente es la generadora de ese autoengaño. Y es muy inteligente y muy experta en ello. Te facilitará excelentes argumentos siempre para que te quedes como estás, muy muy convincentes ya que te conoce muy bien y sabe cuales son tus puntos flacos y tus miedos).
Pensar por uno mismo, darse cuenta y actuar en consecuencia implica en la mayoría de los casos, una gran valentía, pues los riesgos son elevadísimos: exclusión del grupo, no sentirse amado por ello, presiones en todos los ámbitos, etc., etc.
La valentía por lo tanto suele estar implícita en lo que es la quintaesencia que nos hace humanos: LA INTEGRIDAD.
Somos seres integrales y humanos siempre que haya conciencia y consciencia. Desde el miedo y la inconsciencia perdemos nuestra esencia humana y nos convertimos en otros animales más sobre el planeta.
Antes hablaba de que “hacemos lo que nos mandan”. Pues aquí va una pregunta que me hago por mi mismo:
¿Y quién nos lo manda?
¿Quiénes son esas personas (recuerda que detrás de cualquier institución, empresa y organismo lo que hay son personas) que toman decisiones por nosotros y que influyen decisivamente en nuestras vidas, en una u otra dirección?
Y si tienen ese poder, y cualquier gran poder implica una gran responsabilidad,
¿Cuál es su nivel de orientación al bien común?
Y la pregunta más importante: ¿Cuál es su nivel de integridad? ¿Qué nota les das?
Porque el nivel de integridad debe ser alto para poder contribuir y servir realmente al otro.
Cuando el nivel de integridad es bajo, la consecuencia es que el ego tiene un papel protagonista (y por lo tanto miedo y comportamientos añadidos que cuelgan del miedo: orgullo, avaricia, búsqueda de reconocimiento, o temor a las repercusiones que supondría actuar con integridad).
Si alguien es poco íntegro, es básicamente imposible que esté actuando guiado por el hecho de favorecerte o de contribuir a ese bien común.
Así que aquí tienes esta pregunta. ¿Tú que opinas?
Pero como colofón, el mayor autoengaño es contarnos que la responsabilidad de lo que nos pasa está en manos de otros.
Siempre está en tus manos, porque en las decisiones finales sobre todo lo que ocurre tú tienes la última palabra. Siempre.
Ahora toca, si quieres, empezar a querer ver más, a observar y observarte con curiosidad, para darte cuenta, tomar más conciencia de ti, de como actúas, y así poder decidir si quieres hacerlo de otra manera, o lo que es lo mismo: integrando cada día más las decisiones conscientes en tu vida.
¿Y cuál es el premio de hacer todo esto, que me parece francamente difícil? (al menos a mi me cuesta un huevo y parte del siguiente 😊).
Pues que empiezas a vivir mucho más en vez de pasar por la vida, porque solo se puede vivir en la realidad, no en nuestras proyecciones mentales y miedos variados (ese miedo que se proyecta hacia el futuro, hacia eso que no ha ocurrido y que es bastante probable que nunca ocurra).
Y entonces empiezas a sentir más paz interior, que es básicamente el vivir con más integridad, más alineado con quien realmente eres.
Y desde hace tiempo siento profundamente que a lo que aspira el ser humano es a la paz interior. Porque al final de tu vida, y en tu día a día cotidiano, en la oscuridad de la noche o en tus últimos momentos, al único que tendrás que rendir cuentas no es a los demás, sino a ti mismo.
La vida es sabia y nos pone siempre escenarios para que evolucionemos. Y me alegro por ello, aunque muchas veces serán escenarios que generan una profunda frustración, decepción e incomodidad. Y algunos aprenderán de lo que ocurra, y evolucionarán, y otros no, y las pasarán canutas en estos nuevos tiempos que vivimos y que vendrán.
Creo y siento que un mundo con más consciencia es necesario, un mundo que integre y no separe, un mundo más humano, y eso pasa por lo que hagas particularmente tú contigo y yo conmigo.
Así que aquí te lanzo esta pregunta: ¿Cuál es el nivel de integridad que estás dispuesto a asumir desde este momento?
¿En qué medida estás dispuesto a pagar el precio de sus implicaciones?
Y por último…
¿Qué pregunta quieres hacerte y no te habías atrevido hasta este momento?
¡Que tengas un día genial lleno de paz interior! Un gran abrazo y ¡buen Camino!
Josepe
¿QUIÉN HA ESCRITO ESTE POST?
Josepe García. Es una de las primeras autoridades en España para emprendedores y profesionales del desarrollo de las personas que quieren emprender con éxito, además de uno de los pioneros del coaching en España e introductor de la formación de alto impacto en nuestro país. Director del Instituto Impact, de la Escuela de Oratoria para Empresarios y Creador de programas como «Top Speaker and Trainer» o “Vivir del Coaching”, ha tenido como alumnos u oyentes a más de 40.000 personas en EEUU, México, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Francia y España; ha entrenado a más de 800 coaches, formadores, terapeutas, muchos de los cuales hoy son auténticas referencias. Con más de 2000 sesiones de coachings a sus espaldas, ha hecho crecer su empresa un 400% en los últimos 4 años. Es colaborador asiduo de la revista “Emprendedores”, empresario desde los 23 años, es coach profesional de ASESCO, miembro de ICF y AECOP, Coactive Coach por CTI, especialista en Inteligencia Emocional por la UCJC, trainer en PNL por el IPH y Master en Comunicación No Verbal con Joaquina Fernández. Es autor de la novela Best Seller sobre el Camino de Santiago ya en su 11ª Edición “Buen Camino”, o “PNL para líderes”.